Escoge ser de bendición… No tires piedras!


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Tirar piedrasAnoche te hablé de mi búsqueda por entender el regalo de la bendición de la que nos habló Ron Herrod hace unos días en la Iglesia. Primero te mencioné Deuteronomio 30:19, ahora me propongo explicarte un segundo pasaje: Salmos 109:17-18. Te cuento.

Al estudiar los eventos relacionados con Salmos 109:17 al 18 no me tomó mucho tiempo el tomar una decisión trascendental: decido ser una persona de bendición el resto de mi vida. No me refiero a ser una persona que ande de arriba abajo diciéndole a la gente “que Dios le bendiga”… eso sería quedarse muy corto en la intención de Dios para nosotros. Creo mas bien que el “ser de bendición” es la manera bíblica de expresar una idea que he admirado toda mi vida. Una idea que encierra un conjunto de actitudes positivas, llenas de esperanza, sin temor a expresar los sentimientos. Al escoger ser de bendición, también tomo la decisión de no ser una persona que es portadora de maldición. Lo sé, la palabra es fuerte… en mí evoca imágenes mentales de un pastor “salido de sus casillas” o de un creyente legalista que amenaza con la maldición de Dios a todo el mundo (regularmente porque todo el mundo no está de acuerdo con ellos). Pero, esto también sería quedarse corto con la intención bíblica.
¿Qué dice Salmos 109:17-18? Léelo tu mismo:

Amó la maldición, y ésta le sobrevino; Y no quiso la bendición, y ella se alejó de él.
Se vistió de maldición como de su vestido, Y entró como agua en sus entrañas, Y como aceite en sus huesos.

¿De quién escribe esto David? No es totalmente seguro afirmarlo, pero la mayoría de estudiosos cree que hablaba de Simei. Yo estoy de acuerdo con ellos. Pero, ¿Quién era Simei? Ahhh! ¡Qué bueno que preguntaste!
Simei es uno de los cuadros bíblicos más vívidos de una persona que ha decidido NO ser de bendición, sino de maldición. Él es aquel hombre de la familia de Saúl que aparece en 2Samuel 16 maldiciendo, insultando y amenazando a David de manera irrespetuosa, grosera y arrogante. Lee el recuento de la historia acá y date cuenta de la actitud negativa de este opositor del Rey. Déjame darte un resumen rápido de lo que Simei hizo (para evitarte que lo hagas con otros)
1. Atacó físicamente al rey: tiró piedras. ¿Eres violento? ¿qué clases de piedras tiras?
2. No le importó dañar a quienes estaban allí aunque no fueran el objeto de su ira… Samuel dice que tiró piedras “contra todos los siervos del Rey” que estaban a su alrededor. ¿Eres de los que no les importa dañar a los “no involucrados” sólo porque “estás molesto”?
3. Maldijo a David verbalmente degradando su carácter (le llamó “hombre sanguinario y perverso) ¿Cómo usas tu boca? ¿Eres sarcástico?
4. Simei dictaminó que la crisis de David en ese momento era un castigo de Dios. Literalmente le dijo a David “Jehová te ha pagado”… ¿Eres de los que amedrentan a otros usando el nombre de Dios? (cuidado con los pastores de este tipo!)
5. Luego le dijo a David que su futuro estaba condenado: Dios le había dado el reino a Absalon. ¡Era una gran mentira!, pero si “amas la maldición” recurrirás a la mentira si es necesario para hacer sentirse mal a los demás… incluso si es necesario ampararte en la maldición (supuesta) de Dios para la persona.

Increíble… el versículo 13 del pasaje dice

Y mientras David y los suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo polvo.

No es difícil imaginarse la escena ¿verdad? Simei fue un hombre con toda la intención de demostrar su amargura contra el Rey. He allí un verdadero ejemplo de alguien que decide no ser de bendición en su carácter. Desafortunadamente hay multitudes de papás, esposos, jefes, mamás, hijos y hermanos en Cristo que se comportan cono Simei. Se caracterizan por la violencia física, verbal, emocional para quienes les rodean. Usan el sarcasmo más denigrante, los gestos más terribles… auguran un mal futuro diciendo cosas como “serás un fracasado”… o “nunca lograrás nada”… “eres una cualquiera”… “Dios se equivocó contigo”… son, predicadores de maldición con sus actos, con sus palabras y con sus vidas. Son “tira-piedras” de profesión. ¿Conoces a gente así?

Por favor, por lo que más quieras, no seas un Simei. No terminarás bien.
De hecho, de eso mismo trata Salmos 109:17-18… algo de lo que tendré que hablarte mañana… es que (upsss) se me acabó el espacio.
Decide por el día de hoy que no le tirarás piedras a nadie… ¿quieres?

Nos vemos mañana.

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